In The News: DDD Leadership Addresses Environmental Impact on Demolition Work After Earthquakes in Puerto Rico

DDD Group President and recently appointed President of the Association of General Contractors (AGC), Umberto Donato, was recently featured in El Vocero – one of the leading newspapers in Puerto Rico, sharing his insight on the urgent need to address environmental issues in the demolition work shortly after over 600 quakes shook the south of Puerto Rico. According to the note published by El Vocero, at a time when the government claims to be developing an educational strategy to prevent a health crisis in the tent camps, concerns about the urgency of managing the debris are raised, given the danger of environmental pollution resulting from possible components in them, such as silica, asbestos, and lead.

As stated in the article, Donato understands that once the demolition permits are approved, AGC will begin working with the properties that have collapsed, taking into account all mitigation processes to prevent contamination. He clarified that the personnel designated to these functions know how to work with each of the pollutants. With silica or other fugitive dusts, he explained that they use the water irrigation process that prevents the particulate from rising at the time of demolition. Donato explains that the biggest problem would be the disposal of debris in landfills, since there are very few in Ponce and the South, and have limited capacity.

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En momentos en que el gobierno asegura estar desarrollando una estrategia educativa para prevenir una crisis de salubridad en los campamentos, se levanta la preocupación sobre la urgencia de manejar los escombros, ante el peligro de contaminación ambiental producto de posibles componentes en los mismos, como sílica, asbesto y plomo.

Aunque reconocen que existen en la Isla los protocolos y el personal capacitado para el manejo de los escombros, entienden que todavía no se ha comenzado el manejo de estos desechos, y que el lugar de disposición es el mayor problema que entienden pueda encontrarse.

Acorde con Elliot Santos, presidente del Colegio de Arquitecto, la presencia de contaminantes como el asbesto y el plomo, principalmente, se encuentra en propiedades construidas antes de 1979. Aclaró que en las residencias mayormente sería el plomo y en construcciones comerciales sería el asbesto, aunque reconoció que en muchas residencias de ese entonces utilizaban el asbesto como aislamiento para reducir el impacto del calor.

“Existe el personal para analizar la exposición y manejar el volumen del escombro. Lo importante es que los dueños de estas propiedades no intenten entrar a las mismas, ya que puede haber otros contaminantes como una fuga de gas, que es muy peligroso. Inicialmente se hace un cotejo visual para medir el riesgo de colapso de la estructura. Al momento no he visto movilización de escombros, lo que representa un peligro inherente. Incluso, aparatos electrónicos dentro de esas estructuras tienen unos componentes particulares que también son peligrosos. Esta parte de remoción de escombros, es una de suma importancia que debe ser parte esencial del plan de emergencia del gobierno”, afirmó.

Agilidad al permiso de demolición

El presidente de la Asociación de Contratistas Generales (ACG), Umberto Donato, entiende que una vez se apruebe el permiso de demolición, comenzarán a trabajar con las propiedades que han colapsado, tomando en cuenta todos los procesos de mitigación para evitar la contaminación. Aclaró que el personal designado a esas funciones sabe trabajar con cada uno de los contaminantes. Con la sílica u otros polvos fugitivos, explicó que utilizan el proceso de irrigación con agua que evita que se levante el particulado al momento de la demolición.

Donato coincide en que el problema mayor sería la disposición de los escombros en los vertederos, ya que hay muy pocos y dependen de su capacidad, principalmente el de Ponce, que es el más cercano al área afectada.

En un sentido muy similar se expresó Juan Alicea, presidente del Colegio de Ingenieros y Arquitectos de Puerto Rico (CIAPR), quien entiende existe la capacidad para disponer de los escombros, pero reconoce el requerimiento y las protecciones necesarias para proteger propiedades adyacentes. Al igual que los otros entrevistados, entiende que va un poco lento el proceso de recogido de los escombros.

Tecnología adecuada

Aunque existe los aditivos que hacen de las construcciones unas mas resilientes, la penetración de ellas en el mercado local no ha sido el esperado, siendo el precio la causa principal. Se estima que los aditivos para hacer del hormigón uno más fluido, resistente, anticorrosivo o de mayor compresión, entre otros, pueden incrementar el precio de una yarda de hormigón desde $3.00 hasta $10.00. Si a ello se suman otras tecnologías para añadirle a la yarda de hormigón mayor capacidad, dicho precio se dispara entre los $150 a $180, de un precio promedio que ronda entre los $100 a $110.

Existen otros materiales de construcción —como los bloques especializados— que no requieren del uso de varillas y permiten una mayor flexibilidad. Pero además del precio —que suele ser más elevado— Santos entiende que se trata también de la resistencia al cambio. “Lo que entienden caro en un principio, a la larga resulta más económico. Los profesionales están dispuestos a utilizarlos, pero el cliente tiene que autorizarlo. Se ponen trabas en costos a la hora de construir, pero se invierte mucho dinero en tener las últimas tecnologías en los celulares o los autos”.